Las memorias son figuras que viven en un mundo inconcluso, son fragmentos de hechos irrepetibles, que no podrán suceder dos veces. Entendemos como memoria no un deseo juvenil de volver atrás, de sustituir lo insustituible, para nosotros la memoria no es un arrepentimiento. Es mirar el futuro sabiendo del pasado.
Un museo de la memoria debería ser pensado a partir del carácter no lineal del tiempo y de sus imágenes. Y también como podemos almacenar y transmitir este conocimiento de manera amplia y imparcial.
Un país singular entre la cordillera y el mar. Un museo que desea ocupar esta franja reverenciando a través de una mirada simbólica para estos dos elementos determinantes de la geografía chilena marcados en el alma de su pueblo.
La memoria evidenciada, emergente, flotante, suavemente elevada. Una arca donde se puede depositar todas las reminiscencias de la historia chilena.
Proyectada para crear lugares y marcos físicos o mentales donde se pueda ofrecer condiciones [entornos operativos] para que el conocimiento germine del interior de cada individuo. Solamente aquello que una persona descubre por ella misma puede acumularse como memoria activa. Un espacio dedicado a la memoria puede no solamente transmitir informaciones, mas también provocar la reflexión sobre los recuerdos y los deseos.
El orden territorial del centro de Santiago, íntimamente vinculado a la ciudad histórica, entiende el espacio público como no construido, configurado por la ocupación perimetral de la manzana.
Entendemos esta historia y su tradición, mas consideramos la posibilidad de avanzar en la construcción de un nuevo territorio que tenga un claro comprometimiento con la diversidad ciudadana y los espacio democráticos.
El Centro Matucana será una manzana abierta. Entiende y se armoniza con la ciudad heredada, la incorpora y la transforma. El Museo de la Memoria no será un monumento aislado, suelto y sin responsabilidad urbana [y humana]. Al contrario, se constituirá en un elemento comprometido directamente con la delimitación y caracterización de este nuevo espacio publico de la ciudad de Santiago.
Se propone un espacio generoso, amplio de posibilidades y recorridos. Permite la transposición natural y cotidiana de la manzana. Los elementos urbanos que componen el Centro Matucana tienen carácter cívico. La grande rampa del Museo, la Plaza de la Memoria, el patio jardín constituyen una secuencia espacial que ofrece una jerarquía urbana necesaria para un complejo metropolitano.
Las Oficinas Públicas e Privadas se organizan alrededor del Patio de los Deseos. La masa construida
recompone la configuración urbana tradicional mas permite a través de una planta baja ligera una permeabilidad necesaria y deseada. El escalonado propuesto en el borde norte del proyecto ofrece más que una transición entre los edificios históricos y el Centro Matucana, ofrece también la posibilidad de una extensión aérea del patio jardín a través de las terrazas ajardinadas.
La estructura de la barra se presenta en su totalidad, sin concesiones, evidencia la sublimidad de la memoria. Tendremos una materialidad etérea como piedra de Magritte. De esta forma, como un túnel, un entramado metálico, se presenta como estructura principal. La sustentación del cuerpo del edificio elevado se efectúa mediante cuatro pilares incorporados a las circulaciones verticales en las extremidades. Sobre esta gran luz las cajas de exposición traslúcidas, que protegidas por el distanciamiento de las extremidades dan garantía a una iluminación controlada del Museo.
La materialidad también es conseguida, con componentes de gran representación natural autóctonos del territorio chileno. El piso de la barra, es un mosaico de las tierras chilenas, cubierto con vidrio, memorias de los lugares, tonalidades multicoloridas. Pedazos de cobre y acero, sobre este, por efectos magnéticos marcan el recorrido de los visitantes, guardando una efímera memoria de los deseos, de ir y venir, en las direcciones de las miradas. Para el revestimiento externo, el cobre y el carbón marcan toda la historia de la minería chilena como una de las memorias del trabajador, de hacer y de vivir. El Museo es como una piedra de cristal que tiene en el carbón el carbono esencial en el ser humano y la constitución de la naturaleza. Simbólicamente, el carbón, es el registro de aquello que ya fué. Es la memoria de lo que podría haber sido.
La preocupación persiste con nuestro futuro, con la preservación, la conservación y el ambiente. La energía del sol es captada en la cubierta del edificio, por placas fotovoltaicas. La luz natural ilumina por varias situaciones y modos el interior del espacio, diseñando y viviendo nuevos lugares en un trayecto de efectos siempre muy inesperados. Los rasgos laterales en la cubierta de la barra la iluminan. Del mismo modo el diseño del piso de la plaza lleva la luz al interior de la base de Museo.
Los elementos de la naturaleza en un calidoscopio de efectos sobre el hombre se suman a su memoria como manifestación de la construcción humana, delinean el suelo y memoria de la tierra como manifestaciones de la cultura y de la apropiación del espacio que es la vida, absolutamente, incluida en este proyecto.
Un conjunto de edificios absorbe las oficinas [públicas e privadas], los usos comerciales y servicios, se organizando en torno de un jardín franqueado a la plaza, que contiene comercio, bares y restaurantes, delicias de la naturaleza humana a la espera de los encuentros, del acaso y de sonrisas.
El Museo se organiza en forma conceptual en dos momentos: La Barra y la Base. La primera, elevada, la
historia, las informaciones, el vivir de la memoria abierta en las dos extremidades, como quien deja la vida pasar. En la otra, la Base, primero la más profunda, minería, la producción, los estudios, la invención, los seminarios, los conocimientos de la tierra y del territorio y en otro momento el necesario apoyo de los sectores administrativos. La Barra como espacio Museológico específico y la Base como espacio Museográfico y también de eventos, área que completa el programa usual de un Museo en el subsuelo que podrá funcionar con cines de arte y espacios para cursos sobre Derechos Humanos y la Memoria sobre la cultura y el territorio chileno.
Corridas, en las dos laterales de la Barra, la circulación, sanitarios, apoyos, iluminados desde el cielo.
La luz desciende cenitalmente y penetra en toda la Barra a través de los paneles laterales de vidrio que separan la circulación y la hacen, también, luz.
La manifestación, el florecimiento de este conocimiento es el objetivo contemporáneo de un Museo.
Este surge a través de raíces profundas y bien plantadas, en un subsuelo [La Base], donde el potencial, energético, productivo, mineral, la solidez tiene la oportunidad de manifestarse.
En su interior, las cajas de vidrios, la transparencia necesaria, la vivacidad; la memoria que vivida en fragmentos, mas que forman, en conjunto, el repertorio la idiosincrasia de una nación. La masa es el
cristal.
EL PROGRAMA
LA TÉCNICA Y LA MATERIALIDAD
CONCEPTO